El Ejército se encuentra en la mira, tras la publicación de un reportaje del medio Biobío, en donde se acusa favoritismo por parte de la institución, a la hora de llevar a cabo una licitación de 98 millones de dólares, para renovar su flota de camiones.
En concreto, se habrían inclinado por vehículos Mercedes Benz, que están al alero de la empresa Kaufmann, a pesar de no aprobar una prueba excluyente para participar de la compra.
En diciembre pasado, un camión de la empresa alemana no logró superar una prueba clave en la licitación del Ejército, abriendo camino a la empresa india Tata, que sí cumplió con todos los requisitos técnicos y económicos.
Sin embargo, en marzo, la compañía asiática fue descalificada por presentar un documento sin traducir al español, pese a que el error era subsanable según las bases.
Salfa, otra de las competidoras, también fue excluida por un detalle administrativo similar. Ambas firmas apelaron, acusando falta de objetividad.
“Para nosotros, un sistema que es vulnerable a la corrupción, puede serlo a cualquier amenaza externa, por eso es importante que se separe la billetera de las operaciones militares”, señaló el diputado del Frente Amplio, Jorge Brito.
Según fuentes internas, la orden sería favorecer a Kaufmann, lo que ha generado tensiones dentro del Ejército. La Contraloría ya había advertido sobre estas prácticas en 2019.
En esta nueva licitación, la empresa Tata ofrecía una propuesta más económica, pero fue descartada por formalidades. El Ejército resolverá los reclamos antes del 15 de mayo, tras anunciar que llevará a cabo una auditoría para esclarecer los hechos.